AVISO A LOS POBRES PECADORES: EL INFIERNO ES REAL


Santa Teresa de Ávila y el Purgatorio

Permanentemente preocupada por el rescate de las benditas almas, la Doctora de la Iglesia comenta la realidad de este lugar de purificación y nos refiere dos vivencias que nos ilustran. Acompañamos sus letras con una selección de oraciones por nuestros hermanos sufrientes, para acudir en su auxilio con caridad ardiente.

Santa Teresa sentía gran compasión por las almas del Purgatorio, y las asistió todo lo que pudo mediante sus oraciones y buenas obras. Como recompensa, Dios le mostró a menudo las almas a las que ella se había dedicado, y las vio en el momento de liberarse de sus sufrimientos y entrar a los Cielos. En general, ellas surgían del seno de la tierra. A continuación transcribimos algunas de sus visiones en sus propias palabras:

"He recibido información - escribe ella - sobre un religioso que previamente había sido Provincial de una provincia y luego de otra. Lo conocí a él en ocasión de haber recibido un gran servicio suyo; esto me causó gran inquietud, si bien este hombre era recomendable por sus muchas virtudes. Estuve preocupada por la salvación de su alma, ya que él había sido Superior por espacio de veinte años y siempre temí mucho por quienes fueron encargados del cuidado de las almas. Así preocupada, fui a un oratorio y convoqué a Nuestro Divino Señor para aplicar a este religioso el poco bien que yo había hecho en mi vida; y proveer el resto mediante Sus méritos infinitos, para que esta alma pudiera liberarse del Purgatorio.

Mientras suplicaba esta gracia con todo el fervor del que era capaz, vi sobre mi costado derecho a esta alma venir desde las profundidades de la tierra y ascender a los Cielos en feliz transporte de alegría. Aunque el sacerdote era de edad avanzada, aparecía ahora ante mí con las características de un hombre que no llegaba a los treinta años, y un semblante resplandeciente de luz.

Esta visión, aunque breve, me dejó colmada de alegría, y sin la menor sombra de duda en cuanto a la veracidad de lo que había visto.

Cuando estuve lejos del lugar donde este siervo de Dios había terminado sus días, unos días antes yo me había enterado de los pormenores de su edificante muerte. Todos aquellos que fueron testigos, pudieron ver con admiración cómo el preservó su conciencia hasta último momento, mientras derramaba lágrimas y los sentimientos de humildad que expresara esta alma a Dios".

"Una religiosa de mi comunidad, gran sierva de Dios, había fallecido hacía menos de dos días. Estábamos recitando el Oficio de los Muertos en coro dedicándoselo a ella, una hermana leía el texto y yo estaba parada para decir el versículo. Por la mitad del oficio se me apareció el alma de esta religiosa llegando desde las profundidades de la tierra, tal como el caso que relaté antes, y se fue al Cielo".

"En este mismo monasterio murió, a la edad de 18 o 20 años, otra religiosa, un verdadero modelo de fervor, constancia y virtud. Ella soportó pacientemente una vida llena de sufrimientos. Yo no dudaría que, después de una vida así, tendría méritos suficientes para ser eximida del Purgatorio. Sin embargo, durante el Oficio, y antes del entierro, vi el alma de ella surgir de la tierra y elevarse al Cielo".

Así como en el caso de Santa Teresa, muchos Santos se preocuparon por el rescate de las benditas almas. Entre ellos, por citar algunos ejemplos, tenemos a: San Luís Bertrand, Santa María Magdalena de Pazzi, Santa Catalina de Génova, Santa Francisca Romana, Santa Liduvina de Schiedam, San Gregorio Magno, Santa Perpetua, el Papa Inocencio III, Santa Catalina de Suecia, San Hugo de Cluny y muchísimos otros.

Cuando una persona dedica tiempo y oraciones a pagar por las benditas almas, está cumpliendo con todos los mandatos de la caridad: visitando a los presos y a los enfermos, dando agua al sediento, comida al hambriento, etc.

Los Santos comprendieron esto, y sintieron una profunda compasión por esas almas que necesitaban de la ayuda de quienes aún podemos ofrecer actos de virtud y reparación que les aliviane la carga y que sin tal ayuda ellas deberán pagar con años sino siglos de sufrimientos.

Por todo esto, hemos hecho una pequeña selección de oraciones por las benditas almas, apelando a la misericordia de nuestros lectores para con estos hermanos que esperan - a veces por muchos años - que alguien los recuerde y ayude.



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